
Luego de observarme, es necesario darme cuenta de la diferencia, pero esto requiere de mucha honestidad y fortaleza de carácter para saber que las cosas, no están del todo bien. No a todo el mundo le ocurre, pero por mi experiencia, si a la mayoría. Eso de predicar el amor y la paz dentro del templo, para luego a la misma afable persona, transformada en alguien completamente distinto, cuando se deja arrastrar por su emocionalidad, por el pensamiento que le dice que las cosas son a su propia manera, si no, están mal.
Si al salir de misa, me ofusco porque me cuesta mover mi automóvil para seguir mi camino, entonces no hay congruencia entre predica y práctica.
O es el comportamiento o se trata de la creencia. Si predico el amor incondicional, pero a la vuelta de la esquina, ando haciendo reclamos a diestras y siniestras, entonces la integridad se ha perdido, por lo que es urgente darse cuenta y tomar acción para recuperarla.
La invitación de hoy: Observa nuevamente y date cuenta donde están las inconsistencias y actúa sobre ellas, o bien corrigiendo las acciones o moderando la predica. La idea es ser íntegros, eso es parte esencial de la espiritualidad.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias