La actitud positiva nos toma a veces por sorpresa, leemos un libro de autoayuda e intentamos comprometernos con nosotros mismos a mantener una actitud diferente ante la vida, es entonces cuando sin darnos cuenta, nos hallamos sonriendo frente cualquier situación por desagradable que sea o parezca, aun cuando no sintamos ánimos de hacerlo.

El tema es que,  la actitud positiva se suele mal interpretar como el «siempre ser alegres» y pasamos de un extremo al otro, queriendo generar positividad afuera cuando la verdadera respuesta está dentro de nosotros mismos o en el peor de los casos, haciéndonos la vista gorda a situaciones verdaderamente delicadas.

Los bloqueos internos existen y suelen ser superficiales, lo son tanto que cuando los encontramos no damos crédito al poder que le damos de mantenernos en situaciones incomodas por más tiempo del que nos gustaría admitir. Nos alejan de la alegría de vivir

manteniéndonos en el victimismo, donde las circunstancias y los demás son responsables directos o indirectos de la realidad que vivimos. A pesar de esto, el hacer nuestro mejor esfuerzo por mantenernos conectados con la positividad de la vida es un excelente primer paso para ponernos a tono con ese nivel de vibración. Pero también solemos querer que al sonreír ante la enfermedad, seamos curados sin hacer la introspección necesaria para ver lo que nos mantiene atados a la víctima interior. No hay atajos en esto de crecer y estar en la actitud positiva requiere de nuestro SER más adulto.

• Mira a la vida con alegría, aun cuando no estés de ánimo, si lo sientes falso, recuerda que estás practicando para momentos más difíciles, se paciente contigo mismo.
• No busques, ENCUENTRA lo positivo en todas las personas y situaciones, siempre las hay.
• Presta atención a ti mismo, la manera como te hacen sentir los eventos y personas, allí están las pistas de los bloqueos.

Todo lo mejor para ti.-