
Creemos que somos tal o cual cosa, desde nuestros roles familiares, hasta las profesiones que desempeñamos, incluyendo los cargos que ostentamos en empresas y organismos para generar ingresos o como en algunos pocos casos, por el gusto de hacerlo. También nos creemos dueños de objetos, propietarios de objetos, empresas y a veces, nos creemos dueños de personas.
Al hacernos propietarios de algo o alguien solo creamos cargas que nos atan a eso que creemos ser.
Al atar cargas, simplemente nos hacemos pesados y frenamos nuestro avance hacia, lo que he venido comentado de forma muy repetitiva, sobre la expansión de la consciencia, el paso final del proceso que hemos venido desarrollando, según los entendidos, por los últimos 12 mil años. Un proceso cuyo final, supone una expansión de consciencia sin precedentes, lo cual terminará de impulsar a esta civilización hacia niveles que pocos han podido imaginar.
No somos lo que hacemos, eso es una representación temporal.
Apropiarnos o etiquetarnos como Papá de, Gerente de, Dueño de, solo nos genera apegos, los que, a su vez, dependiendo del nivel de afección hacia el objeto, situación o persona, nos colocan en situación de vulnerabilidad, siempre dominados por las emociones (buenas o malas) y lejos del presente ya que, por una parte, se genera el miedo a la pérdida, lo que nos coloca en pensamientos de futuro, o bien, nos carga de culpas cuando no sentimos que hemos cumplido de manera que consideremos correcta, lo cual se corresponde con pensamientos del pasado. Sobra decir que ninguno nos ubica en el presente.
Lo que creemos que somos, no es más que una representación de nuestros egos.
La invitación de hoy: Explora más allá de lo que crees ser. De seguro te sorprenderás.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias