Recibir un aliento de tranquilidad en momento de zozobra es una sensación indescriptible, no tanto por la calma que aparece, sino por alcanzar la comprensión que las situaciones no pueden alterarme o hacerme salir de mis casillas. Las carencias están, los conflictos no se terminan, pero la paz, que es definitivamente íntima, siempre ha estado en mí, inalterable por encima de las circunstancias a pesar que el ego la cubre por momentos.

Mirar el mundo estando en paz, transforma mi entorno de tal manera, que pareciera que viviera en una realidad alterna en la que sucede los mismos hechos, pero sin afectarme emocionalmente.

Llegar a ese estado de paz no es sencillo, requiere de enfoque y un esfuerzo arduo por mantener a la mente en el presente, no en el pasado, tampoco en el futuro, mucho menos quieta. Activa resolviendo situaciones del momento presente.

La invitación de hoy: Lee este artículo y dedica unos minutos a estar en el presente, inténtalo hasta que lo sientas así, intenta repetirlo en alguna pausa del día. Practica, solo así podrás sentir esa paz y dar una mirada amplia al mundo que te rodea.

Todo lo mejor para ti.-