Es un hecho conocido que todos tenemos un dialogo interior que no cesa, ni siquiera cuando dormimos. También es sabido que 80% de ese diálogo es negativo (hacia nosotros mismos), plagado de cuestionamientos, recriminaciones, justificaciones, miedos, culpas y un sinfín de argumentos que justifican nuestra realidad. Es decir que, en la ausencia de ruidos externos, nos encontramos a merced de un verdadero monstruo de infinitas cabezas, que espera paciente para tomarnos por sorpresa.

Tener miedo del silencio es más que justificado, siempre y cuando no te prepares para atender, conscientemente, los requerimientos demandado por tus egos y darles el tratamiento correspondiente.

Algunos deberán ser ignorados, otros aplazados y en definitiva, todos y cada uno de ellos deberá ser canalizado según la emocionalidad (el sistema guía) que generen en nosotros. Ya hemos comentado ampliamente que, si un pensamiento nos genera ansiedad, miedo o angustia, se refiere a eventos futuros sobre los cuales no tenemos ninguna certeza (porque es imposible tenerla). Por otra parte, si genera culpa, remordimientos o pesares, son referidos al pasado, pensamientos que debemos mirarlos con atención para encontrar la lección lejos de la emoción que generan y tomar los aprendizajes correspondientes.

La invitación de hoy: Comienza paso a paso, haz silencio por minutos, si quieres cuenta el tiempo, pero hazlo. Y al apagar todo el ruido externo, da tiempo para que aparezcan las primeras ideas. A la par, observa cómo te vas sintiendo. Ya tienes los indicadores para identificar que pensamientos puedes dejar de lado. Créeme, es un trabajo agotador, pero bien vale la pena, ya que podrás eliminar unos cuantos monstruos que te pueden haber estado agobiando desde hace tiempo.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias.