
El acto de meditar siempre ha estado envuelto en un manto de misticismo que muchas veces asusta y en otras, genera expectativas enormes. Quienes se acercan a esta práctica, lo hacen con una mezcla de recelo y curiosidad que poco ayudan a las intenciones con las que se aproximen a ella. Paradójicamente, la meditación es un ejercicio muy común, tanto que lo practicamos inconscientemente cuando hacemos algo que nos absorbe del mundo que nos rodea.
La meditación tiene un único propósito superior, ningún otro que establecer conexión con nuestra espiritualidad.
Lo hacemos siempre que, tal como expresé anteriormente, nos sumergimos en las profundidades donde perseguimos esa perfección que sabemos que existe, que sabemos está allí y nos empeñamos en descubrirla, disfrutarla y exponerla al mundo. Los artistas, seres sensibles, comprenderán a lo que me refiero. Basta con imaginar a genios como Beethoven, o Mozart, escribiendo sus complejas y exquisitamente elaboradas obras o a Newton, quizás el mismo Einstein, razonando sus fórmulas físicas para encontrar las respuestas del universo. Todos ejercicios de meditación en los que, una vez establecida la conexión, toda la información fluye sin inconvenientes.
Meditar nos abstrae del mundo virtual y nos conecta con el mundo real.
Cuando salimos del maya ilusorio, nuestra mente cesa su ejercicio permanente de buscar soluciones en los mismos lugares y accede a la sabiduría universal, entonces el propósito de la meditación es revelado. En ocasiones iniciamos el ejercicio de meditación con una intención y terminamos cambiando el camino, nuestra intención inicial cambia hacia un propósito que pareciera ser superior y de mayor alcance. Uno para el cual, las respuestas aparecen con facilidad, siempre y cuando no ofrezcamos resistencia, pero esto puede ser consecuencia de la intervención de nuestros egos, los cuales se cuelan gracias a la falta de concentración.
Todo ejercicio de meditación debe tener una intención clara y definida.
De aquí la importancia de hacer los ejercicios de meditación con la mayor consciencia posible. Concentrados en un único propósito y para ello es necesario prepararse y avanzar paso a paso en el camino de la meditación. Debo agregar que hay muchas maneras de meditar, la oración, por ejemplo, es una forma ideal, ya que nos ayuda a mantener la concentración a través de la repetición de frases con un alto nivel de vibración. Si quieres saber más sobre como iniciar, puedes visitar el post del 4 de Junio, Meditación con intención haciendo click aquí.
La invitación de hoy: Explora, incursiona y aprende a meditar, esta es un camino ideal para comenzar a despertar y poder salir del maya ilusorio. Te advierto, no es algo mágico, tendrás que hacerlo de manera disciplinada y ordenada.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias.
QAnon