Nuestras verdades se encuentran solo cuando tenemos silencio en nuestro interior. No importa cuánto ruido hay afuera, este se puede minimizar con tan solo lograr el sosiego de la mente. Es aquí donde habita nuestro ego, básicamente porque su función es la de resolver situaciones, solo que al momento de no estar en armonía, comienza a generar conflictos que nos hacen sentir pesar y desolación.

Estas emociones no son más que una ilusión creada por el ego como un sentido de protección, nos aleja de todo aquello que considere una amenaza y cuando se trata de la luz, la amenaza es mucho mayor para el ego, que es precisamente lo que tenemos que sacrificar para acercarnos a Dios. El ego en sí mismo no es malo, se convierte en una carga solo cuando le damos el poder y el control de nue Sigue leyendo
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