La vida pareciera ser, al menos en las ciudades, más acelerada que lo habitual, siendo lo habitual aquellos momentos que recordamos y añoramos como especiales. Pareciera como si los días duraran menos, las horas se pasan volando y en general pocas veces nos alcanza el tiempo para cubrir todas las actividades en las que nos vemos involucrados, particularmente si tenemos hijos.

Sentimos que hay que hacer, hay que lograr, hay que ir, tenemos que movernos, nos vamos gastando las horas del día en el deber ser, escuchando las opiniones de otros sobre nuestras realidades y por si fuera poco, recibiendo el bombardeo inclemente de información de aquellos que desean vend Sigue leyendo


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