
Esto de ser observador del maya ilusorio y atestiguar eventos trascendentales sin juicio ni emotividad alguna, es una verdadera pasada. Es algo así como ir al cine conociendo los momentos cumbre de la peli y apreciar como el resto de espectadores, viven el proceso emocional de darse cuenta de la evolución de la historia a través de las diferentes tomas y escenarios. Lo único es que, en Sigue leyendo

Debe estar conectado para enviar un comentario.