
Dios, el universo o como quieras creer de la divinidad, nos habla de manera permanente y continua, casi tanto como nuestros egos. La diferencia está en la calidad de los mensajes, la cual podemos apreciar tanto en las maneras, como en la cantidad de palabras empleadas, incluso en los verbos y la manera en que se dirigen a nosotros. Los egos son elusivos, nunca directos y hablan siempre de “yo”, mientras que la divinidad se Sigue leyendo
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