
Como ya he escrito, todo es un proceso, hacer y fallar, hacer y aprender, hacer y avanzar. Es así como el proceso funciona, aunque en ocasiones nos quedamos o sentimos que estamos atascados en una situación que, a pesar de nuestros esfuerzos, se repite una y otra vez sin que podamos controlarlo. Pero eso solo sucede cuando hemos llegado al punto de quiebre, ese momento en el que nos damos cuenta y decimos ya no más.
Al llegar al punto de quiebre, estamos cerca la iluminación, al menos en ese aspecto de nuestras vidas.
Entonces volvemos al punto inicial, la iluminación es un proceso que requieres que alcancemos mucha y muchas maestrías. Y aunque nos han vendido la iluminación como un momento único, una meta, esta, no es más un escalón más en el proceso de expansión y desarrollo de nuestro SER.
Cada vez que alcanzamos consciencia en alguno de nuestros momentos de vida, hemos alcanzado la iluminación.
Ahora bien, puedes alcanzar la iluminación por azar, es decir, sin darte cuenta de lo que acabas de hacer o aprender, o de forma consciente, sabiendo exactamente el momento en el que superaste la lección ¿Cómo preferirías que sucediera? Seguramente dirías que, lo mejor sería hacerlo de manera consciente, pero, ¿cuánto esfuerzo dedicas a darte cuenta de tus lecciones y avances? Seguramente, no tanto como el que te gustaría.
Alcanzamos la consciencia cuando logramos la maestría en alguna disciplina o manera de actuar.
Es cuestión de práctica, practica y más práctica. Como escribí hace poco y aprovecho de reiterar, se trata de tener la disposición a fallar, a equivocarse y aprender del error, sin miedo al fracaso o al rechazo.
La invitación de hoy: Mantente sobre la pista, equivócate sin lamentaciones, aprende y avanza.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias.
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